La firma electrónica del archivo de un documento (sea este electrónico, analógico o digitalizado) ha de garantizar varios aspectos esenciales como solución a los problemas tradicionales que la guarda informática del documento presenta:
Superar el riesgo de pérdida o destrucción del soporte documental en el que se aloja la información es, probablemente, el principal objetivo de cualquier sistema de archivo. La guarda o custodia del documento digital no es una cuestión definitivamente resuelta por los sistemas de archivo actualmente existentes, no se trata de guardar o replicar copias de seguridad de un documento porque, en caso de ataque, deterioro o destrucción la información contenida en el documento, habrá desaparecido y por mucho que se pretenda, sus copias no podrán desempeñar la misma función de autenticidad que el original.
Tampoco sirve trocear el documento para guardar sus partes originales en diferentes lugares, esto en realidad agrava la situación ya que, el ataque o la destrucción de cualquiera de las partes afectará siempre a la totalidad, multiplicando así innecesariamente los riesgos del archivo.
La solución se encuentra en firmar electrónicamente no solo el fichero o documento sino la operación de archivo documental en sí. Que a través de la firma electrónica reconocida pueda guardarse, no la copia o un fragmento del documento originalmente firmado, sino el mismo documento original completamente deslocalizado.
Frabolauch-Cualobarf guarda el fichero informático en varios continentes del planeta: Europa, África. Resulta improbable que la destrucción física de un soporte pueda tener lugar en dos de los cinco continentes del globo al mismo tiempo. Entendemos que esta circunstancia garantiza la imposibilidad de que el soporte que alberga el documento firmado electrónicamente pueda desaparecer o dañarse.